lunes, 3 de noviembre de 2008

Lo que pasa con el manga...

Post publicado el día lunes 22 de setiembre
Hace unas semanas se desató la tormenta en el blog de AGP. Claro con las aguas relativamente calmadas ahora, muchos podrían argumentar que tan solo fue un pequeño traspié, nada importante. Pero lo cierto es que el susodicho “blog come papa”, como ahora muchos lo llaman cachitamente a nuestro blog de expresión, fue tribuna por un buen tiempo para muchos encontronazos entre los fieles seguidores del manga y los acérrimos defensores de la dizque historieta nacional. En cuanto a mi, mi posición es conocida por todos aquellos que han podido leer mis posts, que no han sido muchos en el afán de evitar crear un círculo vicioso sobre mis propios comentarios. No tengo actualmente ninguna iniciativa de desatar ninguna polémica, así que por lo tanto dejaré de comentar los pormenores de las situaciones que se crearon en aquel momento y que no es prioridad para el objetivo de este post.
Este post solo viene al caso con el ánimo de fundamentar mi posición en esta controvertida polémica. Quiero ante todo confesar que no soy un adicto al manga, como tampoco soy un adicto al cómic americano, ni europeo o de cualquier otro país. Mis gustos van mas que todo por un lado por el arte reflejado en los dibujos hechos por los diversos artistas de historietas y por otro lado por como estos mismos combinan dichos dibujos con la narración para crear una especie de novela que atrapa al lector de principio a fin, y claro está la satisfacción del disfrute que queda como consecuencia de lo anterior. Casi es como ver una buena película o leer un buen libro. La historieta en este sentido cuenta, como muchos géneros, una historia, pero lo hace a su modo, y de que manera, de eso no hay duda.
Visto así yo expreso mi admiración sin pusilanimidad por los artistas Alberto Salinas, Enrique Breccia, Carlos Jiménez, Jean Giraud (Moebius), Eleuteri Serpieri, Jim Lee, Adam Hughes, Alex Ross, Frank Miller, Joe Madureira, Michael Turner, Mike Mignola, Akira Toriyama, Kyosuke Fujishima, Kia Asamiya, Masakazu Katsura, Dionisio Torres y Gonzalo Mayo solo por mencionar algunos de los que creo he aprendido mucho en todo este tiempo desde que tuve por primera vez en mis manos una historieta de la serie Nippur Mágnum de Editorial Columba. Por supuesto no me considero un experto pero con la poca experiencia que tengo en el medio casi podría decir con seguridad que no todas las historias pueden hacerse con el característico cliché del cómic. El cómic norteamericano es distinto del manga clásico (y no es precisamente por la atención que se presta en la anatomía de los personajes), sino sobretodo por la forma rápida de narrar (aunque esto sea cada vez mas discutido) y claro por la atención que tienen los llamados superhéroes; decir cómic es un estímulo suficiente para que casi inconscientemente salte a la memoria la imagen del superhéroe (por supuesto esto es discutible y muchos pueden argüir que se tratan otras temáticas, pero estas en verdad quedan relegadas a un segundo plano en mérito de la temática ya antes expuesta). Sin embargo el cómic americano ha dado muestras de un gran cambio en las últimas décadas para tratar algunos temas que antes podían considerarse como tabú, este lento cambio de paradigmas en la historieta norteamericana ha significado de algún modo en el cómic norteamericano un nuevo despertar que en resumidas cuentas es responsable de su éxito actualmente alcanzado.
El cómic europeo es mención aparte, como lo es también el cómic argentino. Aquí los héroes suelen ser más humanos y la narrativa en la voz del narrador se sobrepone a los diálogos de los personajes. El cómic europeo como el argentino tratan diversas temáticas, en las que se incluyen seres mitológicos cuasi históricos, personajes de diversas culturas o personajes futuristas, y a veces hasta situaciones oníricas, los trazos suelen ser bastante realistas pero como siempre en el mundo de la historieta lo estilizado también tiene su aporte. Tanto el cómic europeo como el argentino tienen un sentido novelesco en las historias que tratan, por lo general los episodios son autoconclusivos, siendo estos partes de historias mucho mayores que a veces llegan a convertirse en títulos épicos mereciendo el nombre de novelas gráficas. En esta línea encontramos los trabajos del italiano Hugo Pratt creador de Corto Maltes y de los argentinos Héctor Germán Oesterheld y Francisco solano López creadores de El Eternauta.
En la historieta japonesa, llámese el manga las situaciones anecdóticas son pan diario entre los personajes, dando la sensación a veces de ver una novela mexicana, claro no con esas situaciones del mundo de ensueño mexicano ya harto conocido por todos ustedes (sobre todo por los que tienen hermanas). En el mundo del manga los personajes suelen ser personas comunes y corrientes que por un azar del destino obtienen superpoderes o se convierten de pronto en el centro de atracción de las chicas. Por lo general los héroes suelen ser bastante tercos a la hora de darse por vencidos y es regla casi general que dichos héroes siempre salgan ganando aunque sea luego de recibir una soberana paliza. Las situaciones jocosas son parte común también del manga (y de ahí el deformed en los rostros de los personajes), algo que sería muy difícil de encontrar en una historieta americana o europea. También esta el hecho de que los artistas japoneses suelen explayarse diseñando naves, edificios, vehículos, robots, aviones y diversos artefactos casi de modo perfeccionista en los que los detalles abundan. El mecha término asociado a los robots es un elemento casi esencial en la historieta japonesa.

¿Y en el Perú?
Diversos artistas peruanos de las décadas del setenta y ochenta como Dionisio Torres, Pablo Marcos, Gonzalo Mayo, Hernán Bartra y Juan Osorio entre otros hicieron grandes progresos en la historieta nacional dotándola en cierto sentido de una base a seguir. Los temas tratados por estos autores incluían la vida de personajes históricos y claro héroes autóctonos que luchaban por defender los rastros de cultura existentes en sus localidades. El término nacionalismo como quieran entenderlo o verlo es una buena base para construir algo grande. O en todo caso simplemente dejemos claro que nuestra cultura con esa característica de multiplicidad es una fuente inagotable para hacer trabajar nuestra imaginación. Concuerdo con algunos miembros del blog Colectivo Gráfico en que casi siempre el manga suele encasillar al artista o historietista, sobre todo si es bastante joven, ya que la juventud es por naturaleza bastante influenciable y alienable. Por eso es tarea de los más experimentados ayudar a los demás a salir de ese atolladero, y eso se logra compañeros artistas no vetando o discriminando al nuevo talento, sino aconsejándolo y apoyándolo en el desarrollo de sus dones y creatividad.
PD: Por mi parte siempre estaré llano a aconsejar y apoyar a quien sea. No se rindan muchachos sigan produciendo.

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